Este mes, un exempleado de fondos de cobertura recibió un boleto para viajar de Hong Kong a Londres a una entrevista de trabajo. Por los mismos días, un empleado actual del mismo fondo de cobertura de Toronto también voló a Londres para ser entrevistado. La compañía que los cortejaba era falsa. No había puestos de trabajo disponibles y la mujer que coordinó los encuentros no era una reclutadora sino una agente que trabajaba para una empresa israelí de investigación privada.

No se trata de un episodio de Homeland ni de la última entrega de Misión Imposible. Las entrevistas y documentos presentados ante la corte muestran que estos engaños fueron parte de un sofisticado y costoso operativo de investigación. El objetivo, según un archivo, era recolectar información exclusiva del fondo de cobertura. La agente trabajaba para Black Cube.

Hasta hace unos días, Black Cube, una empresa de investigación privada fundada en 2010 por antiguos analistas de inteligencia de las Fuerzas de Defensa Israelíes, era poco conocida en Estados Unidos. Muchos abogados dijeron que nunca habían oído hablar de la empresa, que no tiene licencia para operar en Nueva York.

Sin embargo, Black Cube despertó la curiosidad mediática cuando The New Yorker reveló que el productor Harvey Weinstein había contratado a esa empresa para investigar los antecedentes de la actriz Rose McGowan, quien estaba escribiendo un libro sobre sus experiencias con él, incluyendo una declaración de que la había atacado sexualmente.

Los despachos de abogados recurren de manera rutinaria a investigadores privados para recabar información que les ayude en casos civiles y penales tanto dentro como fuera de los tribunales. A veces, estos investigadores usan engaños y ardides elaborados para desenterrar secretos o información privada. El trabajo de Black Cube para Weinstein y los escenarios de película que esa empresa creó para sus falsas entrevistas de trabajo en Londres, son una demostración del alcance de las compañías que se dedican a esas actividades.

El contrato mediante el cual Black Cube trabajaba para Weinstein —firmado en julio por su abogado David Boies— incluía técnicas de engaño que abarcaban contratar a “una periodista de investigación” que dirigiría cuarenta entrevistas a lo largo de cuatro meses como parte de un esquema diseñado, en parte, para bloquear un artículo de The New York Times sobre las décadas de conducta sexual incorrecta por parte de Weinstein.

La agente que se acercó a McGowan, quien fingía representar a un grupo de defensa de mujeres, era Stella Penn Pechanac, la misma que ayudó a arreglar las entrevistas falsas en Londres. Trabajaba para Black Cube, según alguien que conoce las operaciones de la empresa.

También se cree que se acercó a inversionistas, analistas y periodistas de finanzas que critican las prácticas contables de AmTrust, una aseguradora de Nueva York, el verano pasado. Para ese operativo, usó una identidad diferente y dijo que trabajaba para una empresa ficticia con sede en Londres.

En los documentos presentados ante la corte en Toronto como parte de un litigio entre dos empresas financieras canadienses, una empleada de West Face Capital, un fondo de cobertura, describió cómo la reclutó una mujer que se identificó como Maja Lazarov y dijo que trabajaba para una empresa de reclutamiento londinense llamada Casear & Co.

La empleada, Bei Huang, dijo que tomó un vuelo de un día para otro de Toronto a Londres en un viaje todo pagado para encontrarse con otros representantes de Casear.

La reunión se celebraría en un restaurante, con un hombre llamado Alexander Korovin, el 9 de noviembre, según asentó Huang en los documentos. Sin embargo, antes de que se efectuara, se alertó a funcionarios de West Face de que la entrevista era falsa y una amiga le dijo a Huang que era un ardid. Siguió adelante con la reunión, pero unos agentes que trabajaban para otra empresa de investigación privada, contratada por West Face, esperaban para tomar fotografías de los hombres con los que iba a encontrarse.

En efecto, se convirtió en un caso de espías contra espías.

No está claro para quién trabajaba Black Cube en esa instancia. En los documentos presentados ante la corte, los abogados de West Face Capital sugieren que el cliente es Catalyst Capital, una gran empresa canadiense de capital de riesgo, con la que West Face ha estado embrollada en amargos litigios durante varios años por decisiones de inversión. Sin embargo, la persona que conocía los operativos dijo que Black Cube no estaba trabajando para Catalyst.

Un representante de Catalyst no contestó a las llamadas telefónicas y los correos electrónicos en busca de un comentario.

La identidad de Pechanac se hizo más conocida después de que The Daily Mail publicó una foto de ella la semana pasada. McGowan, West Face Capital y críticos de AmTrust la identificaron como la persona que se les había acercado, de acuerdo con documentos de la corte y entrevistas con algunas de estas personas.

“Hablé con empleados, quienes vieron la foto de la mujer en The Daily Mail y confirmaron que es la misma persona con la que se encontraron”, dijo Philip Panet, asesor general de West Face Capital.

Pechanac ha aparecido en videos musicales en Israel y, a pesar de sus múltiples personalidades encubiertas, dejó que una tienda para novias publicara sus fotos de boda en línea. No fue posible contactarla para que hiciera comentarios. Cuando se le preguntó sobre los acercamientos a empleados de West Face, Black Cube declaró que su política era “nunca hablar de sus clientes con un tercero y nunca confirmar ni negar cualquier especulación relativa al trabajo de la empresa”.

A pesar de su trabajo para Weinstein, la empresa señaló que “no acepta ningún trabajo relacionado con pleitos familiares ni casos de acoso sexual”. Black Cube tiene oficinas en Londres, París y Tel Aviv e indicó que donará cualquier ganancia de su trabajo para Weinstein a grupos que apoyen a víctimas de acoso sexual.

The New York Times y The New Yorker informaron el mes pasado sobre varias mujeres, incluyendo celebridades de Hollywood, que dijeron que Weinstein las acosó o atacó sexualmente. A través de una vocera, él ha negado haber participado en sexo no consensuado.

La empresa señaló que “trabaja en pleno cumplimiento con las leyes de cualquier jurisdicción donde opere” y “sigue de manera estricta la orientación y opiniones legales” de los principales bufetes de abogados.

De acuerdo con los lineamientos éticos de la asociación estatal de abogados de Nueva York, los bufetes legales que contratan a empresas de investigación son responsables de vigilar sus acciones. El trabajo de Black Cube para Weinstein ahora está planteando nuevos cuestionamientos sobre el papel desempeñado por Boies, un prominente abogado litigante conocido por argumentar a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo ante la Corte Suprema de Estados Unidos en 2013.

La firma de Boies, Boies, Schiller & Flexner, elaboró el contrato original con Black Cube en octubre de 2016, y Boies en persona firmó un contrato renegociado en julio que explicaba más específicamente lo que Black Cube supuestamente investigaría.

Ese trabajo se convirtió en un punto de contienda entre Boies y The New York Times la semana pasada porque su bufete ha llevado casos para el Times, y el trabajo de Black Cube tenía por objetivo minar el artículo de este periódico sobre Weinstein. The New York Times despidió al despacho de Boies y calificó sus acciones como “reprochables”.

Boies reconoció que no había vigilado de cerca la conducta de Black Cube y dijo que no constituía un conflicto con el trabajo legal que hizo para el Times. Señaló que no había escuchado hablar nunca de Black Cube, pero su bufete confirmó que había trabajado con un cliente que había contratado a Black Cube por lo menos en una ocasión.

Esta no es la primera vez que las atividades de Black Cube llegan al extremo.
Dos empleados de Black Cube fueron arrestados el año pasado por cargos relacionados con una campaña para intimidar al jefe anticorrupción de Rumania, en parte usando ataques de fraude electrónico en correos dirigidos a obtener contraseñas y credenciales de ingreso. Se encontró culpables a los empleados y se les dictaron sentencias de suspensión.

Por: Matthew Goldstein y William K. Rashbaum
Barry Meier colaboró con este reportaje desde Berlín e Irit Panzer desde Jerusalén.

New Tork Times


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