EE.UU. celebra hoy la derrota de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Desde el año 1945, el país rememora su participación en la guerra y los avances logrados durante la Guerra Fría, pero con menos frecuencia menciona que parte de sus conocimientos los logró gracias a figuras nazis que acogió tras el conflicto.
Fue justo ese año que la inteligencia estadounidense emprendió la denominada operación Paperclip (traducida del inglés como Sujetapapeles), destinada a encontrar y sacar de Alemania a ‘los mejores cerebros’ que trabajaban bajo el régimen nazi para desarrollar nuevas tecnologías militares.
De acuerdo con documentos desclasificados, más de un millar de oficiales y funcionarios alemanes, así como decenas de científicos al servicio de Adolf Hitler, fueron llevados en secreto a EE.UU. pese a que ninguno de ellos calificaba para un visado de entrada en el país por haber servido a la causa nazi.
De la lista sobresalen nombres como el de Emil Augsburg, exmiembro de la SS buscado en Polonia por crímenes de guerra pero utilizado en el país norteamericano como experto en asuntos soviéticos; Reinhard Gehlen, el principal espía anti-URSS de Hitler; y el más conocido de todos: Wernher von Braun, cerebro detrás del V2 —el primer misil balístico de largo alcance de la historia— que antes de ser considerado como el ‘padre’ del primer programa espacial de EE.UU. tuvo un conocimiento muy cercano de lo que pasaba en los campos de concentración.
De acuerdo con el historiador Omar López Mato, la CIA necesitaba la información poseída por estos especialistas en miras a un posiblemente cercano enfrentamiento con los soviéticos. «Cuando habían terminado la guerra ya había un conflicto latente con la Union Soviética. La posibilidad de una Tercera Guerra Mundial se baraja literalmente desde el año 45», afirmó el experto.
La Operación Paperclip
Numerosos científicos alemanes destacados formaban parte de las tropas de Hitler durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Pero, en 1943, tras sufrir una derrota aplastante en la batalla de Stalingrado, el mando supremo tomó la decisión de devolver a los investigadores a Alemania para que desarrollaran nuevas tecnologías militares, informa Gazeta.ru.
De esa manera apareció en 1943 ‘La lista de Osenberg’, que contenía los nombres de científicos ‘de confianza’ y leales a Tercer Reich que deberían llevar a cabo nuevas investigaciones. No obstante, la inteligencia estadounidense obtuvo acceso al documento y emprendió la operación Paperclip para encontrar y sacar de Alemania a ‘los mejores cerebros’ del régimen nazi.
La operación Paperclip tuvo lugar en 1945 con numerosas infracciones no solo del Cuarto Convenio de Ginebra, sino también de los acuerdos personales alcanzados entre Iósif Stalin, Winston Churchill y Franklin Roosevelt.
Unos 1800 científicos, en su mayoría miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), fueron llevados en secreto a EE.UU. Ninguno de ellos tenía cualificación para un visado de entrada en el país dado que todos habían servido a la causa nazi.
El ‘reclutamiento’ por parte de EE.UU. de estos científicos sigue siendo un acto muy contradictorio. Junto a otros investigadores invitaron al médico Kurt Blome, que había contagiado tuberculosis a los presos de campos de concentración. Una vez en EE.UU., el científico trabajó en la creación de armas químicas para el Ejército estadounidense. Y también reclutaron a Wernher von Braun, conocido por utilizar el trabajo de los presos de Buchenwald y que se convirtió en el ‘padre’ del primer programa espacial de EE.UU.